El fútbol mundial está de luto. Ha muerto Sven-Göran Eriksson, el carismático entrenador sueco de 76 años, tras una intensa batalla contra el cáncer de páncreas y tras anunciar que le quedaba un año de vida, como máximo, a inicios del 2024.
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Pero así como resultó ser su último año de vida, el sueco lo vivió intensamente, homenajeado en todo el mundo, apapachado por sus exfutbolistas, ovacionado en cada cancha donde se paró y hasta cumpliendo su sueño de dirigir al Liverpool en la cancha de Anfield.
“Nuestro padre Sven-Göran Eriksson se durmió tranquilamente en su casa de Björkefors, en las afueras de Sunne, esta mañana. Ha luchado valientemente contra su enfermedad durante mucho tiempo, pero ahora ha llegado su fin”, publicaron sus hijos Lina y Johan Eriksson.
Ya en las últimas semanas se habían hecho virales las emotivas palabras de despedida del extécnico de Inglaterra y de México, pidiéndole a la gente disfrutar de su vida. “Espero que me recuerden como una persona positiva que intentaba hacer todo lo que podía. Gracias por todo, entrenadores, jugadores, público, ha sido fantástico. Cuídense y cuiden su vida. Y vívanla. Adiós”, dijo para el documental producido por Amazon.
Sven pasará a la historia por el campeonato de la Copa de la UEFA con el IFK Goteborg, el tricampeonato de Portugal con Benfica, el campeonato de Serie A con la Lazio y por haber llevado a los cuartos de final de una Eurocopa y un Mundial a la generación dorada de Inglaterra, con quienes goléo 1-5 a Alemania a domicilio, como su resultado más memorable.
Se va una mente excelsa del fútbol, pero más importante aún, un ser humano extraordinario que sembró amor en cada uno de los clubes que dirigió.
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